Pensado para el cuidado diario, la graviola (Annona muricata) también conocida como guanabana es un árbol cuyo fruto es parecido a la chirimoya, su pulpa es blanda y de color blanco, su textura carnosa, cremosa y jugosa, su sabor es aromático y ácido. La graviola es rica en carbohidratos, fibra, potasio, sodio, magnesio, fósforo, hierro y vitamina C. La graviola se conoce desde el Perú prehispánico y se ha usado tradicionalmente en casos de diabetes, raquitismo, catarros, indigestión y parasitosis intestinal por sus propiedades astringentes, depurativas y digestivas. Más recientemente, diversas investigaciones han sacado a la luz que las hojas de Graviola tienen mayor riqueza en ácido ascórbico, ácido láctico y málico que el fruto como también una mayor cantidad de hierro, fósforo, calcio y vitaminas A, B1 y B.; sin embargo es su riqueza en acetogeninas, consideradas un principio activo anticancerígeno o citostatico, que ha abierto la posibilidad de su utilización como coadyuvante en tratamientos tumorales.